Estamos avanzando en “El año del conocimiento de Dios y su Palabra”; definitivamente partimos de la premisa que nunca podremos conocer de forma total a un Dios infinito, sin embargo por medio de su Palabra y la revelación del Espíritu Santo podemos apreciar sus manifestaciones y principalmente su gran amor y misericordia para con los humanos.
Hoy basamos la Palabra Profética del mes en la preciosa historia de la mujer Samaritana registrada en San Juan capitulo cuatro.
La historia inicia con esta mujer pagana, que tenía un largo historial de fracaso en su vida sentimental; se supone que fue una mujer influyente y de muy buena apariencia física; su cuerpo era codiciado por hombres que soñaban acostarse con ella y experimentar los placeres sensuales de vida. Había sido vilmente engañada por hombres que le proferían amor pero nunca logró ser amada, le prometían felicidad de la que nunca gozó.
Había experimentado el desengaño conyugal en seis ocasiones y su fe estaba tan dañada que su corazón no creía a nadie; había sido marginada por sus amigos, sentía la vergüenza de su pasado y en su fuero interno ella pensaba que hasta Dios estaba en su contra.
Fue allí que apareció Jesucristo en la escena de su vida, no por accidente o casualidad; Dios tenía el plan perfecto para la transformación de esta vida.
¿Cuál fue el proceso para que esta mujer conociera, entendiera y recibiera el Don de Dios?